sábado, 21 de enero de 2012

Smartphones

Hace unos días que me cambié de móvil. Sony Ericsson Xperia Neo V. Sí, ése es su nombre. Tan elegante como largo. Llegó a mí gracias a una de esas llamadas que te hace tu compañía telefónica cuando has superado los 18 meses de permanencia en ella. La telefonista, andaluza (lo deduje por su acento), con ese arte me dijo que este teléfono era una pasada, que tiene todo "HD". Y entonces pensé: "a caballo regalado, no le mires el diente". Acto seguido lo busqué en Internet, me enamoré de él y comencé a comprarle fundas en eBay para que fuera el más guay. A la semana lo recibí, ¡que ilusión!. Tal y como me dijo la telefonista andaluza, este teléfono tiene todo "HD". Comencé a bajarme super aplicaciones que realizan de todo con sólo mover un dedito encima de la pantalla. Una alta obra de ingeniería. No hacia nada más que presumir de él con todo el mundo. Que si mira que fotos, que vídeos, que rapidez, que de todo!!!. Mis padres totalmente alucinados, creyendo que eso venía de un mundo extraterreste. Hasta que en un momento de lucidez, mi madre me preguntó: "¿Y con eso también puedes llamar a la gente?". 

Su respuesta parece de lo más lógica, pero ¿a que no habías pensado en ello?. Ahora en lo primero que nos preocupamos es de cuantos megapíxeles tiene su cámara, si tiene flash, si tiene 3G, si tiene tal y cual... Creo que pronto hasta nos preguntaremos si podemos tirar de la cadena del váter bajándote una aplicación en ellos. Por lo que parece que hemos olvidado su función principal, hablar con la gente. Y no digo "whatsappear", sino escuchar la voz de otra persona que está lejos, en su auricular. 

Y recordad, que todo esto empezó cuando a alguien se le ocurrió unir dos vasos mediante un hilo. Si levantara la cabeza....



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